martes, 7 de julio de 2015

Asturias postelectoral

Extraña sesión de investidura la de Asturias. Nadie tenía mayoría ni acuerdos con nadie. Nadie intentó convencer a nadie y ni siquiera sorprender con algo nuevo. La actitud allí en la tribuna recordaba a la que tiene la gente que coincide en un ascensor. Por la invasión del espacio íntimo, la gente en un ascensor se evita la mirada, manipulan sin sentido el reloj y miran hacia arriba o hacen estiramientos de cuello extraños. Allí en la Junta todo el mundo se ponía de perfil intentando no coincidir ni rozar con nadie. Extraña sesión que deja el gobierno en el aire y cuestiones para la observación.
Llamamientos a la unidad de la izquierda. Ya teníamos los amores de la izquierda en tres sabores. Gijón dejó el desencuentro más traumático, que mantuvo a Foro en el gobierno. Oviedo dejó el idílico entendimiento con generosidad de unos y gratitud emocionada de otros. Y el empate del Principado dejó la imagen del próximo futuro, que es el PSOE y Podemos con las espadas en alto y rugiéndose. En Gijón, XSP cometió un grave error. Se equivocó porque no se puede rechazar al PSOE por principio, dado que la tendencia es que nadie en la izquierda llegue al poder sin un acuerdo entre PSOE y Podemos. Y se equivocó porque no dieron más explicación sobre sus discrepancias de programa que una acumulación de eslóganes. Pero no nos conformemos con señalar a XSP.
Cabe pensar que que arreciarán estas próximas horas llamamientos al entendimiento de la izquierda y que después se multiplicarán manifiestos de aquí a noviembre. Ese entendimiento solicitado suele acabar consistiendo en la obligación de los demás a apoyar al PSOE por el valor supremo de evitar gobiernos de derechas, sin que se reclamen también a él obligaciones claras. Cualquier manifiesto que pida la unidad de la izquierda debe añadir algunas líneas a su prosa habitual que dejen nítidos algunos deberes para el PSOE. Tres deberes fundamentales. El primero es la repulsa creíble de la corrupción, que implica necesariamente el distanciamiento explícito de políticos asociados con períodos de desmanes. Lo hizo Cristina Cifuentes señalando con el dedo y por su nombre a Esperanza Aguirre. Lo hizo Felipe VI dejando a su hermana sin títulos. Y lo debe hacer el PSOE censurando explícitamente a cuantos Areces haga falta y dejando de convivir con placidez con casos como el de Villa o el Musel, que no les provocan el menor sarpullido interno. El segundo es la despolitización de las instituciones y servicios con leyes parecidas a las que impiden esta lacra en otros países. Y el tercer deber es el compromiso con las políticas efectivamente de izquierdas aquí y en los organismos internacionales.
IU en Asturias nunca exigió al PSOE nada de esto. Y sigue sin hacerlo. Llamazares no quiere alejarse del PSOE por acercarse a Podemos. ¡Qué diferencia antes y después de las elecciones! Señalaba en este periódico Xandru Fernández que de 66 tuits que Llamazares publicó en 7 días, 44 fueron hacia Podemos y sólo 2 fueron críticos con el PSOE. XSP no convenció en Gijón, pero Llamazares cada vez se explica peor en el Principado.
Ahora el Principado. No creo que Podemos tenga obligación moral de pactar con el PSOE por la unidad de la izquierda, pero sí la tiene para evitar otras elecciones. Es difícil saber cómo asimilaría la sociedad asturiana semejante alarde de incompetencia. Al PSOE le corresponde en estas horas ir más allá de sus líneas rojas para convencer a Podemos. Y a Podemos cintura de contorsionista por una responsabilidad con Asturias mayor que la unidad de la izquierda. Lo del Foro parecen ganas de enredar. O a lo mejor creen que les va a llover otro Gijón del cielo. Lo cierto es que lo único que tienen es Gijón y muy en precario. Que cuiden bien que el abrazo de Coto y Cherines no acabe siendo el abrazo del oso para Moriyón. Y vaya carrerón que lleva Javier Fernández. Primero quiere poner patas arriba a Oviedo y Ana Taboada le pinta la cara. Y ahora jugó al Llanero Solitario y acaba teniendo que negociar en rebajas.
Sus sueldos. Parece que 1900 euros de sueldo para sus señorías es pura demagogia. En este espacio recordé que de año en año aumentan los profesores de media jornada con 800 euros de salario. Apetece apurar la demagogia y decir que si un trabajo como el de la enseñanza, cualificado como el un ingeniero o un juez, se despacha con 800 euros, no ha de haber diputado que gane más de 1900. Pero lo que planteó Podemos es más estructural y consiste en relacionar el sueldo de los parlamentarios con el salario mínimo. Si tres veces el salario mínimo es poco, discutamos si debe ser cinco veces más, pero aceptemos el principio de que, por aquello de dar ejemplo, no puedan subir su propio sueldo sin subírselo al que menos cobra. ¿Tan gracioso es como para merecer la condescendencia de Lastra y el hastío de Llamazares? ¿Es raro que pregunte Daniel Ripa por qué la Junta aumentó su presupuesto esta legislatura, cuando se redujo el de todo el mundo? ¿Cuánto ganan en dietas y por hacer no sé qué en comisiones? Si hay más asesores que diputados, ¿se puede saber a qué se dedican los diputados? Si el señor Lastra cree que lo que ocurre es que Emilio León, como todos nosotros, no entiende cómo funciona la Junta, ¿cree que no tiene que dar explicaciones para que lo entendamos todos? Ojalá Emilio León mantenga su postureo y Llamazares se levante de la siesta.
Derecha en Gijón y el Principado. El PP en Asturias es como esas canicas que se oyen siempre en el piso de arriba sin sentido y sin consecuencias. Cherines es la digna representante de su irrelevancia. Su afirmación solemne de que ella es una rebelde, hecha sin entonación ni expresión, merece sin duda el premio al Gran Sonrojo de la sesión. El Foro en la Junta es como un rabo de lagartija agitándose ya sin cuerpo. Ahora enredan entre los dos para ver si consiguen otras elecciones. Qué rebeldía, cuánto alzamiento.
En Gijón el gobierno del Foro cayó como una tonelada de hormigón en los pies de la ciudad. No quedó más movimiento que la inercia apagada de tiempos pasados. En esta legislatura los primeros pasos de Moriyón parecen ser distintos. No cabe esperar ideas o iniciativa donde nunca las hubo, pero sí un cambio forzado de actitud. Ahora parece querer flotar sobre el magma izquierdista mayoritario. Habló en pocos días de gastos sociales más que en toda la legislatura anterior. E hizo un par de gestos de apertura, que en realidad son obviedades. Uno fue el de abrir la representación en las empresas municipales. Habían copado ellos y el PP esa representación y no llevaban al Pleno más temas que los que les apetecía (como antes las corporaciones socialistas). Ahora dice que dejará de abusar. Qué remedio. El otro gesto fue renunciar a su proyecto estrella de soterrar la circulación del Muro. Otra obviedad. La ocurrencia electoral después de cuatro años de atonía había producido ya todo tipo de gracietas en la parte risueña de Gijón e irritación por la enésima tomadura de pelo en la parte más circunspecta. Claro que tiene que abandonar esa broma. Extraño puzle el de Gijón, donde todo el mundo jugará sólo a no despeñarse.

La legislatura se anuncia, pues, gris en Asturias. El partido más votado se había acostumbrado a bajar en cada elección y ya no notaba la sensación de descenso. Ser menos pequeño que los demás parecía bastarle. Pero ya es demasiado pequeño y acumula demasiadas malformaciones para ser un socio cómodo. Urge su refundación.

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