lunes, 1 de junio de 2015

Píldoras poselectorales

Cayó el PP. No tuvo un retroceso ni un mal resultado. Cayó. El PP se había desparramado por todo el poder político, estatal, autonómico y local. Se había propagado como una metástasis por el poder judicial (aunque se le escaparon algunos jueces) y por las instituciones económicas y de control, se había insertado por las aristas del sistema y lo había atrofiado como el colesterol malo. Y cayó, pero como caen las cosas grandes y aparatosas, como se rompe el hielo ártico, poco a poco, desgajándose en grandes bloques como Castilla-León y trozos más pequeños como Valencia, en formas regulares como Asturias o raras y picudas, como Madrid, con ese estruendo característico con el que se abren las grietas que pronto serán desprendimientos. En los próximos meses asistiremos al estrépito de su lento derrumbe. Y las elecciones nos dejaron más cosas. Algunas las podemos presentar desordenadamente y en emulsión.
IU, Podemos, la izquierda y la gente. Podemos es percibido con claridad como fuerza de izquierda, pero prefiere no utilizar esa referencia. IU basa su argumentario en esa referencia. Los dos deberían saber que existen esas dos culturas en la izquierda, aunque es obvio cuál es la emergente, y entender que debe haber un término medio entre repudiar la palabra “izquierda” y no saber completar una frase sin ella. La palabra “izquierda” alude a una ideología, pero también a una práctica. Se asocia con partidos, militancia y ciertas formas de actuación. Y ese tipo de partidos, ese estilo de militancia y esas formas de actuación son ajenos al mundo de muchos jóvenes y de muchos no tan jóvenes que no quieren saber nada de partidos. El 15 M no se presentó en su día por ese motivo como una movilización “de izquierdas”, aunque es evidente que la izquierda se sintió en sintonía. La palabra hubiera encajado mal con aquello, igual que mucha gente con sensibilidad igualitaria eludiría llamar “feminista” a su postura, porque se siente ajena a cierta forma de activismo. Pero sigue habiendo una izquierda que mira la realidad desde la ideología y que tiene buenas razones para asociar la vaguedad ideológica con la falta de compromiso. Existen esas dos culturas. El Orinoco, de color pardo, recibe las aguas del Caroní, de color azul, en Puerto Ordaz y durante varios kilómetros el río tiene dos colores porque las aguas no se mezclan debido a la fuerza con que fluye cada río. Es inevitable que IU y Podemos, también por la fuerza de su impulso, fluyan durante un tiempo sin mezclarse. Pero en algún momento esas dos culturas tendrán que fundirse. Circulan por el mismo cauce. Es evidente que el Orinoco es el que lleva el cauce principal pero también que mejora con el azul que le da el Caroní. Como el Orinoco, si IU se diluye sin más, Podemos habrá perdido algo que lo haría mejor.
Esperanza Aguirre. A mí siempre me pareció tan corta como se lo pareció a todo el mundo al principio. Un personaje de La Gran Belleza respondía a la pregunta de cuál era su oficio diciendo: “yo soy rica”. Esa fue la ocupación habitual de Aguirre, ser rica. Un equipo de varias docenas de expertos en comunicación, pagado por todos nosotros, le hizo un personaje que funcionó. En esta campaña acreditó su poca inteligencia con el tono provocativo y faltón que no podía tener más consecuencia que disparar el mecanismo del voto útil para Carmena. Y, consumado el desastre, se le ocurre la broma de todos contra Podemos y vuelve a colocar a Pablo Iglesias y sus chicos donde querían estar: en la centralidad del momento político. Poco inteligente. Aguirre es además mala persona, lo ve cualquiera. Y sonríe siempre. Las malas personas que sonríen suelen ser especialmente inmisericordes. Sus declaraciones histéricas y en bandazos de estos días recuerdan al zigzag frenético de un globo deshinchándose. Como decía aquel otro personaje de Amanece que no es poco: “qué irse … qué apagarse …”
Foro en Gijón. Moriyón, los restos mortales del Foro, pierde la mayoría que la sustentaba, pero de golpe se siente un solo espíritu con Xixón Sí Puede (Podemos) y Ciudadanos. Tanta regeneración ambiental la reinicia por dentro como un ordenador que se hubiera colgado y pide una ola de cambio con ella a la cabeza. El Foro empezó en Gijón como en el Principado: a bramidos, rompiéndolo todo y sin ideas. En el Principado en siete meses consiguió la proeza de perder la mayoría a manos de un PSOE en aquel momento en caída libre y sin líder (como hoy). En Gijón en ese arranque degollaron el Festival de Cine y pegaron dentelladas a la Semana Negra y a cuanto encontraron a su paso, casi todo desconocido para ellos. Luego siguieron sin ideas pero se calmaron. Pusieron la ciudad en punto muerto y cabalgaron sobre su inercia. Todo languideció sin pulso: el enredo del PGOU, los planes de empleo, la atención social, las infraestructuras, … Con una mano de pintura en el Muro fingieron que habían hecho un carril bici. Y en elecciones sacaron lápices de colores para fantasear memeces sobre soterramientos en el Muro y otros delirios. La ciudad se tambalea como una peonza a la que se le esté acabando el impulso. Y ahora Moriyón se levanta regeneracionista y se inventa un pacto estrambótico entre Podemos, Ciudadanos y los restos mortales de Álvarez Cascos. Que un adulto se haga cargo de la ciudad de una vez.
Barcelona. Puede que Barcelona haya sido el éxito más interesante de Podemos. Precisamente porque Ada Colau no es de Podemos y su plataforma original, Guanyem Barcelona, ni nació ni se desarrolló en Podemos. La singularidad de Podemos es más de método y forma de organización que de novedad de ideas o propuestas. Las estructuras abiertas y el ensamblaje blando encajan bien con ese activismo, sobre todo joven, refractario a militancia y estructura clásica de partido. Y en Barcelona mostró como en ningún sitio la capacidad de mezclarse y sumar.
IU en Asturias. Los cinco diputados de IU en la Junta del Principado son un taburete de tres patas que merece atención: la pata del crédito y valía de Llamazares (del que hace poco dijo Jaime Poncela que sería raro oírle un chiste, pero más todavía que se lleve un euro de nadie), la pata de la firmeza ideológica de una parte bien visible del electorado asturiano (que sigue queriendo oír la palabra “izquierda”) y la pata del bien hacer municipal de IU en muchos ayuntamientos. Emilio León y Llamazares son dos personajes con talante adecuado para que Asturias note algo interesante con los catorce representantes que juntan.
Moody’s. La deuda española creció como nunca con Rajoy. Está en máximos. Tras las elecciones es una posibilidad el ascenso de Podemos. Lo primero no hizo bajar la calificación de Moody’s a nuestro país. Lo segundo sí. Es la política y no la deuda lo que preocupa a Moody’s. Grecia es una cosa. Pero Grecia y España es otra cosa. Habrá que pensarlo.
Podemos, en general. La legislatura fue crispada desde el principio y el PSOE empezó sin pulso. Hasta hace año y medio todo iba hacia una nueva mayoría del PP, con cierto desgaste, y con un PSOE lánguido y casi postrado (recuerden a Rubalcaba). Es justo reconocer que el cucharón que revolvió la olla fue Podemos. La agitación que introdujo es lo que provocó la remoción de la situación política que vimos en estas elecciones. Parte de su éxito dialéctico fue la ilusión y la ilusión no se siembra sin optimismo y moral de victoria. Y la moral de victoria no se predica sin decir algún exceso y alguna tontería. Se le están recordando algunas a Pablo Iglesias. Y hacen bien. Pero que todo el mundo revise las suyas. Algunas bobadas sobre Podemos fueron sonadas. Sólo una pista. El argumento de Esperanza Aguirre para justificar un frente patriótico contra Podemos sonó ahora patético y delirante; pero era perfectamente coherente con lo que decían más partidos que el PP hace unos pocos meses. Que cada uno revise sus tonterías y recupere la humildad.
Inestabilidad. Villa fue la médula del PSOE tal cual es en Asturias. Hay tres evidencias cada una más firme que la anterior: 1. alguien más que él robó mientras Asturias declinaba; 2. alguien tenía que saberlo en el aparato del PSOE; y 3. a partir de que se hizo público, el aparato del PSOE podía haber removido Roma con Santiago para saber lo que pasó y dar explicaciones. Aunque aceptáramos que Javier Fernández no sabía nada, no se puede aceptar que no lo pudo averiguar desde que el caso salió a la luz o que no lo puede averiguar ahora. Ese es el factor de inestabilidad, eso es lo que complica un pacto sin recelos en Asturias, Andalucía, Madrid y tantos sitios. No es la fragmentación del voto ni la ley electoral, sino la corrupción y la falta de energía contra ella lo que hace inestable la situación. Eso y tantos pobres, tantos parados y tantos sueldos de hambre.

Errejón. No lo pierdan de vista. Él tiene el mapa del tesoro.

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